Textos del ojo y la mirada 3

Sánchez Fuerte Nancy Elizabeth.

OJO PARA TODOS Y TODOS PARA EL OJO

Apenas al escuchar el canto del gallo, el oído alerta al resto del cuerpo sobre el inicio de un nuevo día, cosas nuevas y cotidianas esperan el arribo del ser humano al mundo. El oído sigue una a una las alertas, poco a poco las transmite hasta que logra hacer que los ojos se abran; primero, resintiendo la entrada de la luz; después, acostumbrándose a su presencia; hasta que finalmente, se hacen uno; ojos y luz acompañándose para aprender juntos. El oído le anunció al ojo que debía iniciar a trabajar para fomentar el crecimiento de las experiencias y conocimientos de las personas.

Después, al salir a las calles, viajar en transporte público y observar todo cuanto se pueda y permita una velocidad de 60 kilómetros por hora. Poco a poco el transporte se llena y las fragancia de los pasajeros se entremezclan, cada uno está utilizando una aroma particular. La nariz se abre la máximo para permitir el paso de todos las esencias, pero uno logra predominar. Los ojos se cierran y trasladan al ser humano a sus recuerdos, la fragancia llevo a la vista a recordar una imagen del pasado. La mirada y el olfato se hicieron uno para recordar viejas experiencias.

¡Yuppy, yuppy!, ya son las tres de la tarde y es hora de la comida, hay barra libre y cada quien puede comer lo que se le antoje. La vista recorre de un lado a otro todos los platillos de la mesa, observa detenidamente en busca de un alimento atractivo, fragante y delicioso. Acaba de seleccionar una rebanada de pastel de tres leches, el cual no tiene mucho merengue y tampoco posee cerezas, pero vale la pena probarlo. Abrir la boquita y ¡mmmmm, qué rico postre!, la lengua descubrió el excelso sabor del pastel y los ojos se cerraron para disfrutar aun más tan bella experiencia.

Ahora es momento de comprar un bonito vestido para asistir a una fiesta, la noche es larga y hay que lucir muy bella para no parar de bailar durante todo el evento. En la tienda hay una gran cantidad de modelos y diseños. Los ojos recorren de arriba abajo los aparadores y las manos ayudaron a tomar la mejor decisión. Gracias al tacto se pudo elegir la mejor textura, la que mejor se amoldara al cuerpo y se sintiera suave y tersa. La mirada se enamoró del modelo y el tacto de la sensación que ofrece la prenda.

Definitivamente al final del día, el ojo debe reconocer que es muy importante y que gracias a él podemos realizar muchas labores, pero sin el resto de los sentidos, él no sería nada ni lograría brindarle al ser humano las experiencias más completas posibles; todos los sentidos se sirven del ojo y el ojo se sirve de todos los demás para hacer de cada día un rito de experiencias y nuevos saberes.


Medina Delgado Arturo



Cristal para mirar

Hoy en día no sólo nuestros ojos nos ayudan a saber cómo es nuestro entorno. Si bien sabemos que los demás sentidos complementan nuestra forma de percibir, a la fecha hay elementos tecnológicos, líderes de opinión y medios de información que influyen en nosotros para cambiar, completar o establecer algún tipo de conocimiento sobre algún elemento.

En cuanto a las imágenes, la cultura e ideología, además del interés, atención y distancia que se le tenga al visualizarlas, van a ser factor para determinar las diferenciaciones que se le encuentren entre individuos. Hay que aclarar que no todos tendemos a enfatizar las mismas cosas, o algunas son más relevantes que para otros, pero no por eso deja de ser el mismo objeto.

“Nada es verdad y nada es mentira, todo depende del cristal con que se mira”, es la frase que nos ayuda a entender que cada individuo percibe de diferente forma, aquello que le rodea. Algo, cualquier elemento o situación, no es como lo ves, tampoco es como lo imaginas. “¡Lo conozco y sé que es diferente!”, “¡no quedé satisfecho con lo que vi!”, “¡lo que sabía no es lo que percibí!”, son frases que aluden la importancia de la experiencia y nuestras propias expectativas, en cuanto a la visualización del entorno.

El 75% de la información la recibida es a través de la mirada; revistas, televisión, cine e internet son elementos a nuestro alcance, que generan una atracción esencial de nuestro sentido de la vista, pues persiste el dicho “hasta no ver no creer”. Ya hay garantía que se cree y recuerda lo observado más que lo trasmitido por la escritura o el uso verbal.

La frase que la sociedad estamos poniendo en práctica es: “ Adiós a los libros y que vengas millones de imágenes”.


Almanza Gómez Verónica

Si no lo veo no existe.

Todos los sentidos son importantes pero la vista es sin duda el que nos permite asegurarnos de aquello que oímos, olemos, comemos o tocamos.

No importa el color ni el tamaño todos tenemos dos y debemos cuidarlos, por ejemplo visitando al oftalmólogo y si este encuentra algún error en nuestra vista tratar de corregirlo y si es necesaria la utilización de lentes escoger algún modelo que valla con nuestra personalidad, en todo caso si deseamos someternos a una operación informarnos sobre los riegos y las ventajas, sea cual sea la decisión también debemos protegerlos de los rayos del sol usando lentes oscuros.

Debemos saber que la vista es una necesidad hoy en día, pues este mundo está cada vez mas lleno de imágenes que expresan nuestro estado de humor y hasta se mueven; además debemos aprovechar nuestra vista al máximo pues con el tiempo esta se va desgastando y en unos cuantos años mas ya no podremos ver como lo hacemos ahora que estamos jóvenes, debemos reducir el uso de la computadora, la televisión y si leemos hacerlo en un lugar donde haya iluminación apropiada, para seguir disfrutando de este magnífico sentido.

Cuando tengamos la oportunidad debemos observar todo a nuestro alrededor con detenimiento, desde una flor hasta los más bellos cuadros pintados por Frida Kahlo además siempre hay algo nuevo que merece y debe ser visto, porque si no lo veo no existe.



Reséndiz Morales Lizbeth

¿Si no se ve no se cree?

Expresiones como: “una imagen dice más que mil palabras” o “ver para creer” dominan a la mayoría de los seres humanos en la actualidad. Parece, que hoy se necesita de la aprobación de la vista para comer algún alimento, tocar algún objeto, creer en un hecho, etc., pero, ¿realmente se necesita que la vista dé la pauta para hacer o aprobar las actividades o hechos?. Gran parte de esto se debe al desarrollo tecnológico, se vive inmerso en un mundo donde, la imagen que antes servía de apoyo para no hacer tan tediosa la lectura, se convirtió en una dictadora (dicta qué creer).

El problema no radica en ver, sino en la connotación a la que lleva el ver: creer que con eso ya se dice la “verdad”. Cuando, se tiene qué entender que la vista puede ser rica pero si se sabe o comprende. Al mirar, no se ve el mundo, sino una parte de él. Sobretodo en las imágenes, se captura para la posteridad, un fragmento de lo mucho que pudo haber sucedido. La imagen no es total. Así, la vista, no se tiene ojos por doquier, únicamente dos en un inmenso y complejo mundo.

El ver es mirar un fragmento. Y a veces, mirar confunde (por ello existen teorías respecto a entender las imágenes). Una imagen necesita de una explicación, la vista de un contexto, pues, se puede denotar mucho pero no connotar nada.

Aunado a esto, la instantaneidad resulta un obstáculo para el apego a la objetividad. No se puede mirar y ya entender. Se necesita ver y razonar lo visto considerando que es un fragmento, una parte de un todo de lo que pueda existir. Quizás se crea que la imagen es real y que representa la realidad, pero no la representa. La fragmenta, el capturador toma lo que quiere tomar, el ojo lo que quiere ver. Un ejemplo, cuando se mira algo desagradable se voltea, cuando se ve algo y te gusta lo captas en una foto. No todo.

Hoy la imagen dictadora e instantánea, según la Genealogía del ojo posmoderno, se relaciona con la metáfora de la comunicación de Lucien Sfez, donde lo que se obtiene por la tecnología (imagen) es lo acertado. En donde el autismo la considera un dios, parte de una nueva religión a la cual se debe acatar.

Pero lo que se necesita es quitarse el estigma. Despojarse de la pereza, de razonar, leer o conocer para darle un verdadero sentido a ese apoyo (vista). Dejar de pensar en que la imagen refuerza o comprueba, sólo muestra.

Desde el instante en que se captura una imagen o se decide ver, lo “objetivo” (que no existe), se pone de lado. Pues se está señalando, escogiendo o juzgando, ¿porqué elegir ver o capturar esto y no aquello?, el interés es el que está implicado. Entonces no habrá nunca objetividad. La imagen no es mala, pero puede servir de instrumento para engañar.